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El poder de la desinformación.
Ojeando un libro de Bruno cardeñosa sobre las mentiras populares comprobé algo que ya intuía hace tiempo, el bulo o leyenda urbana de la necesidad de ingerir ocho vasos de agua día, fruto de la desinformación y el interés de las casas embotelladoras de agua mineral, en el libro se detallan motivos y los peligros de esta información.
Este ejemplo como también el aparecido recientemente en la prensa sobre un objeto circular en el fondo del océano y que algunos espabilados se han apresurado a achacar a un objeto volante no identificado, son ejemplos de cómo funciona la desinformación y el poder que tiene.
Cuando recogemos una información no contrastada de forma rigurosa, lo más probable es que haya sido utilizada por los mismos medios informativos que la distribuyen, en la era de Internet lo más fácil es adornarla con atributos populares, colocarle un título atractivo, y distribuirla, si se ha realizado bien el trabajo se popularizara, y pasado un tiempo nos encontraremos con que esa información regresada en forma de certeza científica, lo más probable es que de no ser imprescindible ningún organismo se tomará el trabajo de aclarar las cosas.
La misma modalidad de desinformación la podemos encontrar en nuestro trabajo diario, donde participan muchas personas en una labor, la falta de un informador veraz o de un medio eficaz de distribuir un comunicado convierte la realidad en aquello que es más atractivo y fácil de aceptar por todos y eso cuando no es manipulada convenientemente, con el tiempo se convertirá en una certeza, y poco después todo el mundo se sorprenderá de la diferencia entre lo que se quiso comunicar y lo que realmente está entendiendo.
Todos los huecos y son muchos que quedan sin cubrir en cualquier tipo de comunicado ya se encargará el conocimiento popular de convertirlos en realidad.
La desinformación o la falta de comunicación eficaz es la responsable directa de la mayor parte de las creencias populares, ¿no sería conveniente comenzar a darle la importancia que tiene?.
¿Qué ocurriría si existiesen personas únicamente dedicadas a publicar y contrastar la información? Y no me estoy refiriendo a los periodistas, sólo hay que leer un periódico con tendencia conservadora y otro con tendencias progresistas para observar cómo una misma noticia puede tener dos significados muy diferentes.
Lo que se echa de menos y falta en esta sociedad, son figuras imparciales y dedicadas a validar la información contrastandola con el conocimiento distribuido.
Uno de los peligros más importantes de la desinformación consiste en la manipulación parcial, se dice media verdad y la otra media está aderezada con aquello que nos interesa, esta forma de actuar es típica de los políticos y de la prensa con tendencia hacia una ideología determinada, esta forma de actuar se basa en una regla muy sencilla, uno tiende a escuchar o leer aquello que le gusta y hace oídos sordos a lo demás. A mí no deja de parecerme una forma disimulada de engaño consistente en vender lo que se quiere escuchar y no lo que realmente está sucediendo.
Evidentemente todos tenemos querencias naturales, pero también es cierto que en general deseamos conocer la verdad, además se ve claramente como los mismos medios que se escoran hacia una parte u otra después critican esta misma forma de proceder en otros.
No dejo de preguntarme porque no existe una figura algún tipo de estudio superior explícitamente dedicado a contrastar la realidad y a validarla, quizás demos por hecho que en el fondo todos conocemos lo que realmente está sucediendo.
Se miente más de la cuenta por falta de fantasía
la verdad también se inventa. (Antonio Machado)